jueves, 30 de enero de 2014

Zapatos hechos a mano (pero no por ti, claro)

Los zapatos son la guinda del look de novia así que no se pueden dejar para el último momento. Para empezar porque te hará falta saber el tamaño exacto del tacón para las medidas del vestido. Más allá de que optes por meter algo de color, llevar taconazo o ir más cómoda, una opción buenísima es visitar a un zapatero artesano.

A mí me lo recomendó una compañera del trabajo. Me advirtió de que el tipo era un tanto "peculiar" pero se quedó corta. El señor, al que yo bauticé como Gepetto, es desagradable. Tal cual. Eso sí, te hace los zapatos que tú quieras. Le llevas una foto de unos que hayas visto o los diseñas con él mezclando los modelos que tiene en la tienda. Luego te enseña las pieles para que elijas y en quince días están.

Cuando digo que hay que llevarle la foto es que hay que llevársela impresa. A mí se me ocurrió ir con un Ipad y me mandó de vuelta a casa.



La tienda se llama San Pel y está en c/ Berruguete, 54 (Madrid). Antes no tenían ni página web pero ahora se han modernizado. Si los precios siguen como estaban hace cuatro meses los zapatos sin plataforma cuestan 55 euros y con plataforma 65. Son súper cómodos.

martes, 28 de enero de 2014

Sitios para celebrar una boda pequeña

Yo por boda pequeña entiendo hasta 80-90 invitados, sobre todo porque hay muchos sitios que te ponen un número mínimo de cien PAX (no, no es un latinajo, es lo que en lenguaje de restaurante se traduce por invitado-no-niño) para poder hacer la reserva. 

A mí me gustaba la idea de que la celebración y la cena-comida fueran en el mismo sitio así que los que os pongo aquí cumplen ese requisito. En cuanto a precio, hay de todo.





    Fotos: El Palacio de Hoyuelos

La ceremonia se celebra en el jardín y, dependiendo del tiempo que haga, el banquete puede ser en el patio que sale en la primera foto. 

La dueña de esta casa señorial del siglo XVI, Jimena, es encantadora. Pone a tu disposición todos los proveedores con los que trabaja pero no te impone ninguno. 

El Palacio se alquila por fines de semana y el plan es el de una casa rural, hasta el punto de que podéis utilizar la cocina para hacerles la cena a vuestros invitados si es el plan que os apetece. Ella os pone el servicio de limpieza y podéis mover los muebles originales, que son preciosos, para decorar como os apetezca.



    Foto: The Sue Project

Si superáis el susto de la página web y vais a verlo en persona no os dejará indiferentes. El punto fuerte de este sitio es que la ceremonia es en el embalse de la Pinilla, exactamente en un claro que se forma después de un caminito de tierra. 

El banquete es en el restaurante El Corralón, que está a tres minutos de la entrada del embalse y la ceremonia la oficia el juez de paz que está casado con la dueña (por lo que no cobra ni un euro más).

Aquí tampoco imponen fotógrafo, dj o tarta. Se adaptan a los gustos de todos y se esfuerzan por echar una mano. Es una opción que sale bien de precio porque la música se la puedes dar en un mp3 a la dueña y la reproduce desde su ordenador.



    Foto: Zankyou.es

¿Te quieres casar en plena naturaleza? Este es tu sitio. Está en Sigüenza. 1.200 hectáreas de finca con su ermita del siglo XIX, sus bichejos campestres y su pradera verde. (Ya... también se pueden celebrar bodas súper grandes porque es enorme). Te imponen el catering pero la chef, Mara, es una gran cocinera así que vais a comer bien seguro. Todo el que va sale encantado.



 Foto: La Antigua Fábrica de Harinas

De este sitio me enamoré nada más verlo pero no me daba el presupuesto ni de lejos. Fuentes, estatuas, cena al aire libre... mi boda de ricacha la habría celebrado ahí sin dudarlo. Pero claro, no me daba el presupuesto. Yo os lo dejo por si cuela.